Proyectado como segunda etapa esta vivienda propia busca elevarse para lograr la vista a la playa de Punta de Lobos y liberar la planta noble para su uso como estacionamiento, taller y zona de juegos y reunión. Se emplaza perpendicular al horizonte para generar una terraza norte protegida de los vientos predominantes del sur. Para su construcción se utilizaron diversos materiales de demolición como puertas, ventanas y revestimientos reciclados. La distribución se diseña para optimizar el calor de la bosca, motivo por lo cual se ubican las piezas en un segundo piso. En cuanto a sus estrategias de emplazamiento la casa se cierra hacia el sur (frío), incorpora vistas encuadradas hacia el poniente (mar) y se abre lo máximo posible hacia el norte (sol y patio privado), cuidando generar espacios de intimidad en un condominio donde las casas de los vecinos y calle se encuentran próximas a la vivienda. La estructura de la casa se diseña mediante un sistema de palos enlazados donde grandes elementos de madera se ensamblan armando un gran esqueleto que luego se va completando con los cerramientos. Esto permite que la vivienda se apoye en solamente 10 pilares lo cual libera su uso para múltiples propósitos.